ORIGEN DEL APODO CHAPITA A TRUJILLO

El uso indiscriminado de medallas en el pecho en que se exhibían las condecoraciones que eran recibidas por el "generalísimo", quien desde su juventud estuvo apegado a las condecoraciones

Escrito por: Carlos Acevedo


PUERTO PLATA.- Dicen que el tirano se enfurecía con el mote de "Chapita", pero afortunadamente no reaccionó cuando Pabilito Mirabal, el niño revolucionario, sobreviviente de la gesta del 14 de Junio, lo estremeció con el sobrenombre en su propia cara.

El celebrado mote de "Chapita" aplicado a Trujillo, y con el que muchos trataron de ridiculizar al tirano, aún en el apogeo del mando, se originó en que, siendo monaguillo, en sus días de mocedad, el muchacho hurtó de un altar unas medallas a las que popularmente también se les llama chapitas.

Aunque muchos dicen que el curioso apodo enfurecía al "benefactor", no se conoce ningún caso lamentable por razones de un uso inapropiado del término en presencia suya.

Pero el hecho de que los hombres del exilio antitrujillista realizaran siempre sus jornadas opositoras utilizando el nombre de "chapita" en los términos más ridiculizantes, hacía pensar que el dictador tenía ese apelativo en el lugar de una inconcebible mala palabra.

En 1933, cuando todavía la tiranía no había hundido sus garras con tantas fuerzas sobre la suerte del país, un hermano del dictador, llamado Aníbal Trujillo, escribió una carta internacional al generalísimo, con el membrete de la legación diplomática en Londres, en la que le llamaba: “mi querido chapa”.

Ello hizo pensar a muchos, que el apodo se usaba en el ámbito familiar con toda espontaneidad, quizás desde los tiempos en que Trujillo ni siquiera sonaba con gobernar el país.

El hecho de que Aníbal Trujillo muriera en circunstancias misteriosas, poco tiempo después de escribir esa carta, no hizo pensar a nadie en una desgracia relacionada con el mencionado "querido chapa", pero en ocasiones se dijo que en dicha muerte pudieron estar implicadas las manos de "chapita".

Según el relato del escritor Crassweler, en su obra sobre Trujillo, el tirano había ordenado al general Fausto Caamaño, matar a todas las personas que encontraran en la finca de Aníbal, llamada "mango fresco" incluyendo al propio Aníbal. El propio Crassweler, según anota Bernardo Vega en su libro "Los Trujillo se escriben" apuntó que antes de su muerte, Aníbal había dicho públicamente que tenía que matar a Trujillo.

A ello se debe que se pusiera en tela de juicio lo del suicidio del hermano del dictador, pero se hace referencia a la afirmación del doctor Balaguer en su libro La Palabra Encadenada, en que dice creer que Aníbal se suicidó.

Otros elementos

Otros elementos que incidirían en el apodo de "chapita" serían, el afán de Trujillo desde muchacho, de coleccionar tapas de botellas o medallas de santos provenientes de la canonización católica para usarlas en el pecho como "muestrarios" de reconocimientos, lo que sería un indicativo de sus grandes sueños desde los días de su niñez por exhibir muestras de condecoraciones.

Luis Arzeno Rodríguez en un libro sobre Trujillo publicado en 1980 dice que el apodo está relacionado con que Trujillo siempre andaba bien vestido y bien aseado, por lo que estaba como una "chapita", palabra que se usaba para nombrar entonces las latas de conservas.

Lo más socorrido fue siempre lo del hurto de las medallas en un templo y se asegura que ello fue así porque existen las pruebas para atestiguar que en verdad, Trujillo sirvió de monaguillo durante un tiempo. Lo del uso indiscriminado de medallas en el pecho en que se exhibían las condecoraciones que eran recibidas por el "generalísimo", fortalece también lo de los sueños de Rafael Leonidas Trujillo, desde su juventud, por ser un hombre apegado a las condecoraciones.

Pablito lo dijo

El doctor Antonio Zaglul, connotado siquiatra dominicano, quien trabajó por muchos años en el Manicomio de Nigua, relata un episodio espectacular.

Pablito Mirabal, el niño cubano de 12 años de edad, que fue de los cinco sobrevivientes de la gesta del 14 de junio, compañero del comandante (también sobreviviente) Delio Gómez Ochoa, fue llevado ante la presencia de Trujillo, en San Isidro, para un interrogatorio.

En el lugar, además del generalísimo, estaba Ramfis y varios generales del entorno del régimen.

El niño en una salida, más bien espontánea, preguntó al generalísimo porque a él le llamaban "chapita". Dice el doctor Zaglul que Trujillo mudó de color, los generales se removieron en sus asientos y Ramfis estalló en carcajadas, teniendo hasta que ausentarse de la reunión.

A Pablito, por suerte no le ocurrió nada, él pudo salir vivo de aquel trance, y el propio Trujillo, luego de anunciar que había aniquilado a los héroes del 14 de junio, dispuso la salida del país de los dos cubanos: Pabilito Mirabal y Delio Gómez Ochoa, Trujillo y Lilís.

Algunos piensan que el tirano de San Cristóbal era tan propenso, como su homólogo Ulises Heureaux (Lilís), a perder los estribos en una situación en que se encontrara suplantado, engañado o subestimado hasta por un amigo de gran confianza.
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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